Restaurante La Venta, Cuenca

Gachas, migas, puches… la gastronomía de los meses de frío en Cuenca

La ciudad y provincia de Cuenca no entiende de días malos. Pese a que los otoños y los inviernos se caracterizan por ser fríos y lluviosos, siendo habitual ver, cada año, los suelos y los campos de Cuenca cubiertos por esa capa blanca que un día llamaron nieve, no hay conquense que se precie que no valore estos meses por su tradición gastronómica.

Y es que si hablamos de algunos de los platos más característicos de la gastronomía conquense cuando llega el frío y toca sacar el abrigo y las botas del fondo del armario, la historia se remonta a décadas y décadas atrás, cuando nuestros antepasados tuvieron que ingeniárselas para afrontar de la mejor manera el descenso exponencial de las temperaturas. Antaño no contaban con muchos de los recursos de los que disponemos en la actualidad, como la óptima aclimatación de las casas o los lugares de trabajo, o la mejora de la situación económica con respecto a siglos anteriores, que hizo posible el aumento del poder adquisitivo y la ampliación de opciones disponibles a la hora de llenar el carrito de la compra.  

A falta de recursos, buenos eran el ingenio y la imaginación, aliados indiscutibles en la creación de algunos de los platos más característicos de la gastronomía de Cuenca. Gracias a ellos nacieron las migas, las gachas y los puches, recetas socorridas, saludables, nutritivas y económicas, que hacían posible la elaboración de los mejores platos con los productos disponibles.

Harina de almortas, agua, aceite de oliva, sal y pimentón eran los ingredientes necesarios para la elaboración de las gachas. Unos ingredientes básicos y económicos que convirtieron a las gachas en uno de los platos estrella de la cocina manchega. Por ello, todavía hoy, a esta creación se la conoce como gachas manchegas, en reconocimiento a la región en la que tuvieron su cuna. Las gachas se comen acompañadas de ajos, tocino, panceta o chorizo, y es uno de los platos más demandados en esta época del año en la que apetece mojarlas con el mejor pan al calor de una buena estufa.

Solo leer el nombre de puches o gachas dulces supondrá para muchos un viaje a la más tierna infancia, a aquellas papillas que nuestras madres y abuelas elaboraban con un extra de amor y cariño. Porque los puches eran eso, las papillas de la época, el alimento que se le daba a los niños para que estuviesen bien nutridos. Es un postre que se sirve acompañado de picatostes, y para el que tan solo es necesario disponer de aceite, harina, agua, azúcar y anís.

Otro de los platos más característicos de la gastronomía manchega son las migas. Pan, agua, aceite, sal y perejil son los ingredientes principales de este plato, que suele servirse con ajo, pimiento, chorizo y panceta fresca. Es muy común que en los bares y restaurantes de Cuenca las migas sean servidas con uvas. Las migas son uno de los platos imprescindibles en la carta de los establecimientos hosteleros conquenses, siendo uno de los grandes reclamos desde que comienza el otoño hasta bien entrada la primavera.

Unos platos que hacen rica a una tierra cuya gastronomía es un referente de la cocina y gastronomía nacional. Unas recetas sencillas, tradicionales y entrañables, que son fiel reflejo del modo de vida de las gentes humildes cuya riqueza estaba alrededor de la mesa.

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